Tribunal, leyes, asistencia jurídica, abogados
Son esenciales en la memoria histórica los actos conmemorativos, fechas simbólicas (batallas, leyes, nacimientos o muertes) cuyos aniversarios se celebran, especialmente los centenarios o números redondos.
La ley establece que los «escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación personal o colectiva del levantamiento militar, de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura» deberán ser retiradas de los edificios y espacios públicos.
La memoria democrática se entiende como todas las acciones llevadas a cabo por los gobiernos de las comunidades autónomas de España (entre ellas Andalucía, Aragón, Asturias, Cataluña, etc.) con el fin de reivindicar a las víctimas de la Guerra Civil Española y del régimen franquista.
Los tres procesos de la preservación de la memoria histórica son: Rescate y restauración. Resguardo y conservación. Estudio y difusión.
Concibe la memoria como un ejercicio político y jurídico, es decir, es un conjunto de iniciativas públicas y privadas para compartir socialmente el reconocimiento de un “pasado concreto y trágico”, que pretenden vincular a las víctimas de ese pasado más o menos reciente con la sociedad actual.
“Conservar la memoria para preservar nuestra identidad es importante porque nos permite recordar de dónde venimos, quiénes somos y cómo ha ido evolucionando nuestro pueblo”.
La memoria de una localidad se construye a través de la cultura y tradiciones que esta desarrolle a través del tiempo; se guarda utilizando medios físicos como libros, documentos, material audiovisual y conservación de objetos propios de la cultura. Las bibliotecas y museos son espacios idóneos para esto.
De esta manera, la memoria de una sociedad se crea a partir de evocaciones personales, pero también de acontecimientos que nutren los recuerdos colectivos, y son éstos los que dan fe de la veracidad de los actos que son narrados por las experiencias de particulares.
La memoria es el recuerdo de un pasado vivido o imaginado. La memoria es siempre un fenómeno colectivo, aunque sea psicológicamente vivida como individual. Por el contrario, la historia es una construcción siempre problemática e incompleta de aquello que ha dejado de existir, pero que dejó rastros.